«Si alguna vez hemos necesitado ver girasoles, es este año», dijo Martha con una risa suave que, a través del teléfono, sonó más como una sonrisa. Me encontré sonriendo y riendo junto a ella y su marido, Manley, mientras terminábamos nuestro tiempo juntos.
Conozca a Manley y Martha Jackson, terratenientes de Blenheim, Ontario.
Los Jackson han tenido una vida interesante y se han dedicado a la agricultura durante mucho tiempo, haciendo todo el trabajo y lidiando con todos los quebraderos de cabeza, retos y tensiones que ello conllevaba.
«Luego tuvimos una pérdida en nuestra familia», dice Martha, «y realmente nos dio una perspectiva diferente de la vida. Empiezas a ver las cosas de otra manera después de una experiencia así y a decidir realmente lo que es importante.»
Está bien documentado que las personas que sufren grandes pérdidas o tragedias suelen hacer cambios en sus vidas, y los Jackson han hecho un trabajo brillante al respecto. En lugar de trabajar demasiado y no tener tiempo para disfrutar realmente de los frutos de su trabajo, dieron la vuelta al guión y decidieron convertirse en aparceros, lo que les ha proporcionado una vida feliz en sus tierras de la que realmente disfrutan.
Aparcería
Para un tipo de ciudad como yo, que está descubriendo su propio amor por una vida menos estresante, tenía algunas cosas que aprender sobre la aparcería, y los Jackson tuvieron la amabilidad de compartirlas conmigo. Tengo que decir que no parece una mala forma de vivir.
Funciona así: Los Jackson son propietarios de su terreno y llegan a acuerdos comerciales con otros empresarios que pueden utilizarlo. Es una empresa muy emprendedora y me fascinó ver cómo eran capaces de combinar varios tipos diferentes de agricultura (y de ingresos) en sus tierras, sin realizar ellos mismos todo el trabajo físico.
«Practicamos la rotación en nuestras tierras», explica Manley, «lo que significa que cada parte de la explotación no tiene necesariamente cultivos todos los años. Es una forma más eficaz de mantener la productividad de la tierra, y también es bueno para la salud general de la tierra y el medio ambiente.»
Este año, los Jackson tienen un acuerdo con un agricultor de girasoles, y nos pusimos a hablar de los diferentes productos que se obtienen de los girasoles, y entonces tuve que detenerlos.
«Sabes», dije, «creo que los girasoles son bonitos, pero una vez estaba sola en un campo de ellos, eran tan altos como personas, y podría jurar que me estaban mirando».
Hubo una pausa en el teléfono, y entonces Manley dijo: «Eres de la ciudad», y todos empezamos a reírnos de nuevo.
Martha nos contó que sí, que los girasoles pueden alcanzar los dos metros de altura y que son preciosos de ver. (Como todos los que estáis leyendo podéis ver en las fotos).
Si alguna vez hemos necesitado ver girasoles, es este año.
Abejas y viento
Además de girasoles, hay un apicultor que carga sus colmenas en un camión de plataforma, las lleva a la propiedad de los Jackson y les deja hacer lo que hacen las abejas, que también disfrutan. «Amigos de la familia», me dijo Martha.
Por último, la granja eólica de los Jackson. «Tener aerogeneradores en nuestra propiedad ha sido estupendo», dice Martha. «Pattern tiene gente muy amable con la que nos gusta trabajar. A veces Kevin, el Director de Área, se pasa por aquí para ver cómo nos va, y Pat se ha portado fenomenal. Solemos volver a ‘Wind Lane’ todos los días. Nos encanta ver las turbinas en acción, y creemos que ha sido una gran experiencia.»
Estábamos llegando al final de nuestra conversación, y tanto Martha como Manley compartieron algunas otras reflexiones sobre la generación eólica y su papel en ella. «Realmente es en beneficio de todos», dijo Martha. «Además», añadió Manley, «Pattern es un gran socio comunitario más allá de la energía eólica, y eso ha marcado realmente una gran diferencia en nuestra comunidad. Respaldan sus principios, y eso lo apreciamos mucho».
A medida que se acercaba el final de nuestra conversación, no pudimos evitar hablar de nuestras esperanzas de que la situación mundial mejore en el futuro.
Nos quedamos todos en silencio unos instantes, y Martha dijo: «Si alguna vez hemos necesitado ver girasoles, es este año».
